Mensaje del blog
del obispo Edir Macedo
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¿Cómo mantener una estrecha
relación con Dios, si la conciencia del pecado está siempre acusando?
¿Y por qué acusa?
Porque no hubo un sincero
arrepentimiento.
El arrepentimiento no es un
sentimiento de pesar o remordimiento.
El arrepentimiento involucra
abandono y odio hacia el pecado.
Satanás ha estimulado el
pecado justamente para después martillar en la conciencia aquella acusación, a
fin de neutralizar la fe.
Nada es más cruel que poseer
una mala conciencia. Es como cargar una maldición.
Caín cargó esa maldición por
el resto de la vida.
Por donde quiera que él fuera,
su conciencia lo condenaba, haciéndolo pensar que todos querían matarlo.
De hecho, la mala conciencia
no permite un solo minuto de paz. Y, si no hay paz consigo mismo, ¿como la
habrá con Dios?
El criminal se libra de la
mala conciencia cuando es juzgado y condenado por la sociedad. Mientras que eso
no sucede, juzgado por la propia conciencia, él carga en sí el peso de su
pecado.
Lo peor es que, por otra
parte, la mala conciencia recubre la fe de tal forma que se hace difícil volver
al Primer Amor y a la comunión con Dios.
Solución:
Arrepentimiento sincero,
honesto y transparente.
¿Cómo?
Busque un lugar aislado de
todo y de todos, rasgue su alma ante el Altísimo, confiese el pecado y
abandónelo inmediatamente.
Mediante tal actitud de fe, el
Espíritu Santo usa la sangre de Su Hijo para lavar y restaurar la buena
conciencia.
“…manteniendo la fe y buena
conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos.” 1
Timoteo 1:19